Conflictos sociales: un factor de riesgo en la inversión extranjera

Para que exista la inversión extranjera debe reinar una estabilidad que atraiga a las grandes multinacionales y a los inversionistas. En la región de Latinoamérica y el Caribe, a pesar del buen desempeño general que proyectan los organismos internacionales, la pobreza y la desigualdad social siguen siendo temas conflictivos que podrían afectar el clima de negocios y la confianza de los inversionistas.

Este tema es especialmente sensible para la inversión extranjera en el sector energético, el cual es un pilar para el desarrollo de los países, sobre todo en la región, donde se necesita el impulso económico de las grandes naciones para mantenerse.

En el estudio “Retos de cambio para las multinacionales enérgeticas españolas en América Latina y el Caribe durante 2016”, se resalta el desempeño de la inversión española, la cual en los últimos treinta años habría realizado operaciones por importes superiores a 582,944 millones de euros, de los cuáles casi el 28% sería la porción que se correspondería a la realizada en la región de América Latina y Caribe, con un importe apróximado de 162,512 millones de euros.

Retos

Unos de los obstáculos a superar que hace referencia el estudio citado, indica que durante el transcurso del 2016, la recesión económica y el incremento de la tensión social serán de los aspectos más significativos a tomar en cuenta a la hora de que un inversionista decida poner su capital a producir en un país de la región. “A pesar de los indicadores de mejoras, las causas de las desigualdades en América Latina y el Caribe siguen estando presentes y continúan suponiendo una dinámica muy considerable a tener en cuenta, porque la clase media posee un alto grado de vulnerabilidad al encontrarse expuesta a los efectos negativos de las crisis económicas”, cita el estudio.

Agrega que ante la posibilidad en la región de una recesión económica durante el 2016 y que ésta se configure como un potencial riesgo social, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) anticipó, en diciembre de 2015, medidas de corrección económica que se pudieran introducir durante el año 2016 y recomendó que se promovieran ajustes inteligentes, tanto en el nivel del gasto público como de su composición. Para así evitar ajustes excesivos en la inversión pública y el gasto social; especialmente teniendo en cuenta que se está produciendo un debilitamiento y creciente deterioro de los mercados laborales. “El deterioro de las condiciones económicas y sociales es una de las principales causas generadoras de malestar social en América Latina y el Caribe, que es la plataforma básica de la conflictividad social en la región. Cuando aumentan la pobreza y la desigualdad, se acrecienta y se extiende la inestabilidad regional. Si, por un lado, los índices de pobreza han mejorado a lo largo de los últimos años, por otro lado, continúa siendo el continente más desigual del mundo. A lo anterior hay que unir las brechas de orden estructural basado en distinciones fisionómicas, clasistas, étnicas y lingüísticas”, resalta el análisis.

Los conflictos sociales, principalmente en el sector energético, ponen en riesgo la viabilidad financiera de las inversiones ante la posibilidad de bloquear proyectos o aumentar los costes de los mismos, dificulta la compensación de pérdidas a través de pólizas de seguro, pone a los inversores a enfrentar inconvenientes operacionales implantando medidas de diversa naturaleza no previstas y pone en riesgo significativo la reputación e imagen de las compañías del sector.

24%

INVERSIÓN ENERGÉTICA

Las inversiones realizadas por las empresas españolas en el sector energético en la región representan una inversión superior al 24%.

42%

INVERSIÓN FINANCIERA

El grueso de la inversión española en la región de América Latina y el Caribe se encuentra en el área financiera con un 42%.

(+) DISTRIBUCIÓN DE LA INVERSIÓN POR SECTORES

A lo largo del 2014, la inversión española se incrementó sustancialmente en comparación con otros años, convirtiéndose en la inversión de origen europeo con mayor dimensión regional, al estar presente en la mayoría de las distintas economías nacionales de América Latina y el Caribe, en una mayor proporción.

El sector financiero ocupa el 16% de la inversión; sector energético 22%; sector telecomunicaciones un 22%; sector de manufacturas un 13% y otros sectores se dividen el 16% de la inversión extranjera española en la región de América Latina y el Caribe, de acuerdo a datos publicados por el estudio “Retos de cambios para las multinacionales energéticas españolas en América Latina y el Caribe, durante 2016”.