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Zapatero trabaja para un futuro

Juan Manuel Martínez explica que mientras está arreglando un calzado posee una sonrisa en su rostro porque las personas deben amar lo que hacen y valorar lo que Dios les ofrece para sobrevivir

Juan Manuel Martínez explica que mientras está arreglando un calzado posee una sonrisa en su rostro porque las personas deben amar lo que hacen y valorar lo que Dios les ofrece para sobrevivir

A pesar de no haber estudiado medicina, Juan Alberto Martínez se considera un cirujano. Su particularidad consiste en que opera zapatos y no personas, como él mismo narra. Hace 35 años este trabajador, por medio de un amigo, instauró la “Clínica de Zapatos Dr. Martínez” en el Barrio Duarte de Herrera.

El zapatero cuenta que en los inicios de su negocio ese sector estaba despoblado y por lo tanto el flujo de clientes era mínimo. Esto le motivó a pensar si valdría la pena quedarse en un lugar que no le aseguraba estabilidad económica: “Pero, según pasó el tiempo, el negocio ya iba tomando forma porque empezaron a construir viviendas”, expresa.

Aproximadamente 12 años atrás, Martínez trabajaba en el Hospital Regional Doctor Marcelino Vélez Santana en las mañanas y en las tardes ejercía su labor de zapatero. Luego fue cancelado, y en vez de deprimirse, vio esta situación como una oportunidad para dedicarse tiempo completo a su establecimiento comercial, gracias al cual mantuvo a su familia y construyó su casa.

La rutina laboral de Martínez empieza desde las 10:00 a.m. y culmina a las 6:00 p.m.

Dificultades Este emprendedor indica que actualmente la zapatería no está en sus mejores momentos porque piensa que en las calles está circulando poco dinero y esto imposibilita que las personas recurran a sus servicios.

“El negocio no tiene el carácter de ayer. La situación económica no está como hace algunos años, hay otras prioridades antes que arreglar un calzado”, sostiene.

Martínez señala que antes obtenía ganancias de hasta RD$30,000 mensuales y a diario recibía alrededor de 10 clientes. Ahora esas dificultades no le permiten vivir como en el pasado.

Persistencia Aún con los obstáculos mencionados, Martínez afirma que es fiel creyente de Dios por lo que pone todas sus esperanzas en Él para que el establecimiento mejore.

Está dispuesto a trabajar como zapatero hasta que Dios se lo permita: “Yo tengo 55 años, si muero a los 95 quiere decir que me quedan 40 años para retirarme. Hasta el día de mi muerte estaré aquí, mientras esté vivo algo haré”, manifiesta.

Aprendizajes Según el zapatero, este oficio le ha ayudado a ser una persona más alegre, gentil y humana con el cliente porque de ellos depende su subsistencia y debe estar agradecido de ellos. Además, considera que con el consumidor hay que aprender a ser respetuoso. “Con ellos uno aprende un puntico cada día más”, estima.

Asimismo, Martínez describe que es un trabajador alegre y que su risa es contagiosa con los clientes y las personas de su alrededor. A veces, se ríe solo porque se acuerda de un consumidor: “Si usted se mantiene sonriendo, la bendición del Señor estará con uno en las buenas y en las malas”.

Inversión Martínez indica que hace algunos años invirtió en construir una casa en una zona retirada de su negocio, decisión que no le agradó a su exesposa.

“Yo construí mi hogar ahí con las ganancias que obtuve como zapatero. Aunque es lejos, entiendo que es mejor vivir en mi casa propia y no alquilado, sabiendo que algún día me mudaré y eso no será mío”, dice.

Estadísticas Algunas familias dominicanas dependen de los años de labor de un zapatero, oficio que aunque no es muy común en el país, tiene importancia en la economía informal.

Expertos sostienen que el comercio informal es consecuencia de la falta de estrategias de crecimiento por parte del Estado.

Según cifras del mercado de trabajo suministradas por el Banco Central, se desprende que la magnitud de las transacciones de la economía informal sería equivalente a un 30% del Producto Nacional Bruto y el equivalente a un 41.7% de las horas-hombre trabajadas que se desarrollan en las actividades informales. Es decir, un 30% de la producción y un 42% del trabajo.

En 2010, según estadísticas de la Encuesta Nacional de Fuerza de Trabajo, se crearon 130,440 nuevos empleos en aquellas actividades que en el primer trimestre de ese año registraron mayor crecimiento económico dentro del producto interno bruto (PIB).

En la Industria Manufacturera hubo un aumento de 15,783 empleados, en el Comercio 13,534, en la Agropecuaria 11,990, en Construcción 11,886, en Hoteles y Restaurantes 11,897 nuevos ocupados y 30,025 empleos en otros servicios.

Datos del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES) muestran que para los años 2000 y 2012 la cantidad de empleos informales aumentó 36.9%.

Cuando la situación se pone difícil De acuerdo a Martínez “Si la tuerca se aprieta, hay que buscar la manera de flojarla”. Con esto se refiere a que, en su caso, el ahorro es fundamental en su vida y la zapatería.

Martínez considera que en muchas ocasiones las personas atraviesan momentos difíciles, por lo cual deben tener un dinero reservado para el futuro. Por esta razón, siempre ahorra pensando en el mañana.

Afirma que no gasta su dinero en todo lo que ve, sino en las cosas necesarias. “Hay que tener ese aceitico para cuando lo necesitemos y eso solo lo aportará tener dinero guardado en el banco. Eso es pensar en el futuro y no vivir el día tras día”.

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